Nuestra visita al Pateón San Fernando y recorrido por algunos altares-ofrenda, es un paseo fascinante de 90 minutos, a través de nuestras raíces culturales y
arte popular. Acercarnos a lo que realmente representa esta tradicional celebración de Día de Muertos, entender esta mezcla de devoción cristiana con las costumbres y creencias prehispánicas, el por qué de los altares decorados con ramos y coronas de flores, flores y hojas regadas en el piso, guirnaldas de papel de china, calaveras en papel picado, calaveras de azúcar y chocolate decoradas, muñecos en forma de esqueletos, platones cargados de comida y frutas, y la iluminacion con velas, es profundamente interesante.

El Panteón de San Fernando, que a diferencia de otros panteones de la capital, no cuenta con imágenes alusivas a la religió
n católica. No hay cruces ni ángeles dolientes, ni vírgenes lamentándose, ni rostros de Cristo ensangrentado. Aquí, no sólo veremos ofrendas, sino también conoceremos un trozo de la historia de México y de los gustos de la crema y nata de la aristocracia mexicana del siglo XIX. La riqueza de este cementerio, que originalmente se fundó para enterrar a los frailes del Convento de San Fernando, está constituida por las tumbas de personajes ilustres, como Benito Juárez, el periodista y diputado constituyente Francisco Zarco y el autor del texto del Himno Nacional, Francisco González Bocanegra entre otros.
